Ayer leí el más bello comienzo de cuento que nunca he visto.
¿Por qué empezar con "Érase una vez…" cuando se puede escribir esto?
En una playa próxima a cierto golfo crece un robusto y verde roble. Un gato sabio, sujeto al tronco por una cadena de oro, da vueltas sin cesar en torno a él.
Cuando corre a la derecha, entona una canción y cuando corre a la izquierda se pone a contar un cuento.
Por todas partes se producen allí milagros; anda vagando un demonio, una ondina se balancea en las ramas… Y en los senceros ocultos se ven huellas de animales nunca vistos…
También hay una casita con patas de gallina, y no tiene puertas ni ventanas.
Allí cada bosque y cada valle albergan innumerables fantasmas.
Allí, al rayar el alba, cuando las olas empiezan a rodar por las riberas arenosas. surgen de las límpidas aguas treinta y tres hermosos héroes, capitaneados por el Tío Mar…
Allí un joven príncipe vence y hace prisionero a un zar temible…
Allí, a la vista de todos, rapta un brujo a un héroe esforzado y, subiendo con él a las nubes, vuela sobre bosques y mares…
Allí, encerrada en una celda, llora una zarina, a la que sirve con fidelidad un oso pardo…
Allí camina por sí sólo un mortero junto a la bruja Yaga.
Allí el zar de los brujos, el Brujo-Inmortal, tiembla por su oro…
Allí reina el espíritu ruso…
Todo sabe a Rusia allí.
Allí estuve yo… Bebí dulcísimo hidromiel, vi aquel roble, y tambie´n a su sombra, al gato sabio, que me contó buenos cuentos de los suyos. Y uno de ellos lo recuerdo, y voy a contarlo ahora al mundo entero…
Una belleza, ¿verdad?
Gracias señor Pushkin por este maravilloso prólogo al cuento "Ruslan y Liudmila.